Mariano Medina Isabel ha sido el hombre del tiempo por antonomasia y por méritos propios. Falleció en la mañana de ayer, a los 72 años, en Madrid repentinamente, víctima de un infarto de miocardio. Nació en Peña Aguilera (Toledo) el 8 de julio de 1922 y aunque pronto salió de su tierra para cursar los estudios de ciencias físico-químicas seguía sintiéndose profundamente toledano. En 1945 ingresa en el Cuerpo Facultativo de Meteorólogos con el número 1 de su promoción y, tras el curso correspondiente, es destinado a Sevilla, donde compagina su actividad en el aeropuerto de San Pablo con la de profesor en el colegio de Villasís, de los jesuitas.El año 1950 regresa a Madrid como él deseaba para estar próximo a la Ciudad Imperial y contraer matrimonio. Lejos estaría él por aquel entonces de pensar que iba a ser padre de 10 hijos y que años más tarde se convertiría en uno de los hombres más populares de España. Fue precisamente la apretada carga familiar -lo cual no le impidió proseguir sus estudios y alcanzar el grado de doctor- lo que impulsó al jefe de la Oficina Meteorológica de Barajas, donde estaba destinado en 1956, a proponerle para que fuera él quien se ocupara de preparar la información meteorológica para la televisión recién nacida.
Aquello que en principio parecía intrascedente fue tomando auge y puede decirse, sin temor a equivocarnos, que no habría ni una sola casa de las que tuvieran televisor que no esperara con el mayor interés la información del hombre del tiempo.
Su rigor, su capacidad de comunicación y su profundo conocimiento de la materia fueron calando en la sociedad. No solamente contaba el tiempo probable para el día siguiente con los escasos medios (le entonces, sino que explicaba el porqué, y así fuimos familiarizándonos con las isobaras, los frentes o las borrascas.
Fue autor de varios libros sobre temas meteorológicos, entre los que hay que resaltar, por el gran número de ediciones que van tiradas, el que vio la luz con el nombre de El tiempo es noticia y que posteriormente recibió el título de Iniciación a la meteorología. En él narra de forma amena y sencilla entresijos de la atmósfera de manera que pueda entenderlos el más profano. Como profesor en las numerosas clases. que impartió en los cursos del Instituto Nacional de Meteorología dejó huella por su sapiencia y su clara forma de exponerla.
El aspecto serio y, quizá áspero que presentaba en la pantalla era el más puro contraste con su forma de ser cuando no estaba trabajando. Le gustaban las bromas y disfrutaba oyendo chistes y más aún contándolos, de lo que puedo dar fe porque me hizo reír con más de uno.
Fue una lástima que la llamada Ley de Incompatibilidades le jugara una mala faena y tuviera que abandonar la televisión en 1985, a la que le dedico tantas horas y con la que tanto contribuyó a su crecimiento cuando había que pintar los mapas con tiza o con rotulador. Personalmente me habría encantado que me hubiera dado el relevo y que tanto él como su hermano Fernando y Pilar Sanjurjo me hubieran enseñado muchas cosas de este medio que seguramente aún ignoro.- jefe de Información Meteorológica de Televisión Española.
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