Eran unos caramelos con palo que ademas eran un pito. Osea… ¡la leche!
Como te ponías a pitar como un descosido, el caramelo se llenaba de saliva y creaba una “cremita pegajosa” que se distribuía uniformemente por toda, toda, la cara.
¡ALGO MAS DIVERTIDO?
Pitagol

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